Nana
- R.G.M.
- 12 ene 2018
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 7 abr 2018

Tú me enseñaste que la crueldad humana no tiene límites. No se nada de tu pasado pero, prefiero no hacerlo. Hace ya casi un año que tenemos la suerte de que nos acompañes en nuestro día a día. Hoy no pareces la misma de aquel 25 de diciembre. Fuiste un regalo de la Navidad. Cuando tu raza se puso de moda, fue un boom comercial y, sin embargo, a ti el destino te llevó hacia aquel centro de acogida. Es increíble que os tratemos, y me incluyo, como una moda; a mi, fuiste tú quien me enseñaste la realidad. Y... ¿Sabes qué es lo que me encanta? Verte mover de felicidad esa colita revoltosa. Hoy me aventuro a afirmar no haber visto mirada más pura que la de tu especie. Perdón por esclavizarte a los ideales de la mía.
06-12-2015
R.G.M.
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