día 10: cuídate
- R.G.M.
- 23 mar 2019
- 1 Min. de lectura

Hace unos años empecé a ir al gimnasio, pues mi condición física se había deteriorado y quería recuperarla. Exactamente no recuerdo el tiempo que duré, varios meses, y de nuevo, volví a abandonar. Me sentía decepcionada conmigo misma, por lo que me puse a buscar el origen.
Estaba focalizando todo mi esfuerzo en crecer en una única dirección (mi cuerpo), descuidando así las demás (mente, corazón y alma); esa era, sin duda, la principal razón de mi abandono. De hecho, recuerdo que tuve que dejarlo porque me obsesionaba con la apariencia física y, sabía que ese no era el camino.
Así que tras un parón, volví al mismo gimnasio. Pero esta vez, con la clara intención de reconducir mi conducta y, enfocar ese tiempo como mi momento para disfrutar conmigo misma. Tanto es así, que a menudo me repetía: “Lo que estás haciendo, no es más que quererte a ti misma.” Además, en el intento de cuidar mi alma quise aprender a meditar. Y al preguntarle a mi madre me dijo: “No te presiones con eso, ya irás aprendiendo. Piensa que tu meditación es ir al gimnasio, pues la manera de la que ahora lo enfocas te permite cultivar varias de tus facetas.” Con esto quiero decir, que habrá momentos en los que una parte de nosotros necesite más cuidado, pero eso no significa que abandonemos las demás. Pues, como diría mi psicóloga: “Hay que crecer en abanico”. Una mesa se sostiene por cuatro patas y todas son necesarias; cuando una cojea, las demás cargan más peso mientras esa se arregla; pero si no se pone remedio, la mesa acabará cayendo.
Commentaires