DÍA 8: FRUSTRACIÓN
- R.G.M.
- 22 mar 2019
- 2 Min. de lectura

Mientras escribía el post anterior (el de la concentración fragmentada), me cuestioné cuál había sido el detonante de ese uso abusivo del móvil. Llegando a la siguiente conclusión: los principales motivos eran el aburrimiento y la frustración. Y, en ocasiones, el primero era consecuencia del segundo. Por tanto, la siguiente pregunta fue: “¿de dónde viene esa frustración?”.
Hay una oración en el libro “El club de las 5 de la mañana”, de Robin Sharma, que expresa claramente la respuesta que me he dado; esta es: “[…] lo potencial no expresado se convierte en dolor […]”.
Hará dos años hubo una época en la que mi madre me repetía constantemente: “Deja de decirte que no puedes, vas a acabar creyéndotelo y generalizándolo. Y la pena, es que no es verdad.” ¡Cuánta razón llevaba! De tanto reiterar en el “puf, es que no puedo” o en el “no soy capaz”, acabé adoptándolo como una creencia. En consecuencia, dejé de hacer cosas que me interesaban y acabé frustrándome; hasta el punto, de no considerarme útil. Efectivamente, había generado un auto-odio y mi autoestima iba en decadencia.
Por suerte, saltó la alarma en mi cabeza. No podía seguir así. Era el momento de escuchar lo que mi madre me decía y que, hasta ahora, me había limitado a oír. Así que tras un proceso de limpieza mental, aunque no total, fui a mi psicóloga. Y me sorprendió bastante, pues me dijo: “¡Qué alegría me da que vengas! ¡Y qué alegría que lo hagas así, con esa predisposición! Porque de la otra manera, era muy difícil poder ayudarte.” Y sí, antes de ese proceso, también había intentado mejorar mi vida. Pero la frustración había hecho que no me considerara capaz ni merecedora; provocando así que no lo consiguiera.
Pero aunque pueda parecer que fue todo muy rápido, nada más lejos de la realidad. De hecho, recuerdo que empecé por cambiar el “no puedo” por un “no me veo capaz”. Porque así, empezaba a avisar a mi mente, de que esa convicción no era más que una percepción y que todas mis capacidades estaban aprisionadas. Solo necesitaban que las descubriera y creyera en ellas. GRACIAS MAMÁ.
15-03-2019
R.G.M.
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